A ver, hay días para todo, el día de Adn (??), el día del libro, el día de la diversión en el trabajo... ¿en serio? ¡¡Vamos!! ¡Más que nerd! Pero no queríamos perdernos el Día del Circo el 17 de abril, un tema que en estos tiempos alegra a grandes y pequeños y nos permite evadirnos y entrar en un mundo de sueños y magia. Una buena oportunidad para presentaros el emblemático Circo Price de Madrid. "Price", no suena muy español, ¿verdad? .... Para conocer la historia de este circo hay que remontarse al siglo XIX. Thomas Price, un domador de caballos irlandés, perteneciente a una antigua estirpe de acróbatas y afincado en Madrid desde 1858, comenzó a ofrecer espectáculos en su barracón, cerca de la antigua plaza de toros de la Puerta de Alcalá, donde solían actuar famosas compañías acrobáticas. La buena acogida del público llevó a Price a montar su propio circo. Así, en 1868, en un Madrid convulso por el crecimiento de la población y la amplia oferta de ocio y cultura, se construyó el Primer Circo Price, obra del arquitecto Pedro Vidal. Era de madera y tenía una pista central. Se ubicó en el solar de un antiguo jardín del Paseo de Recoletos, en lo que hoy sería la esquina de la calle Bárbara de Braganza. Fue tal el éxito que en 1879 se concretó el proyecto de un nuevo Circo Price mejor equipado y capaz de albergar las más espectaculares actuaciones. Para entonces Thomas Price había fallecido, y fue su yerno, el domador de caballos William Parish, quien se hizo cargo del nuevo circo. El circo ofrecía una variedad de espectáculos de todo tipo, como canto, baile, teatro, danza y mucho más. El 12 de abril de 1970 el segundo Price dio
A ver, hay días para todo, el día de Adn (¿?), el día del libro, el día de la diversión en el trabajo... ¿en serio? ¡¡Vamos!! ¡Más que friki! Pero no queríamos perdernos el Día del Circo el 17 de abril, un tema que en estos tiempos alegra a grandes y pequeños y nos permite evadirnos y entrar en un mundo de sueños y magia. Una buena oportunidad para presentaros el emblemático Circo Price de Madrid. "Price", no suena muy español, ¿verdad? .... Para conocer la historia de este circo hay que remontarse al siglo XIX. Thomas Price, un domador de caballos irlandés, que pertenecía a una antigua estirpe de acróbatas y
En Madrid tenemos un parque urbano -la "Quinta de los Molinos"- que nada tiene que envidiar a los famosos "cerezos en flor" de Japón. Entre febrero y marzo, este antiguo parque es uno de los lugares preferidos por muchos madrileños para pasear. Esto se debe al espectáculo natural que ofrece la Quinta de los Molinos gracias a los numerosos almendros en flor. El suelo se transforma en una alfombra de pétalos rosas y blancos que es una auténtica delicia también para los niños. El ambiente agradable y mágico te hace olvidar que estás en el corazón de la capital, junto a la calle Alcalá, cerca de la Feria de Madrid: IFEMA y del Estadio Atlético - Wanda Metropolitano Te sientes como en el campo y puedes desconectar de tu día a día. En verano, durante la celebración del evento cultural "Veranos de la Villa", los madrileños pueden disfrutar de muchas actividades, entre ellas los conciertos que se ofrecen en este parque. Más información en: https://www.veranosdelavilla.com/es La Quinta de los Molinos es un parque histórico de casi 100 años situado en el barrio de San Blas de Madrid'y tiene una extensión de 25 hectáreas, repletas no sólo de almendros y olivos sino también de encinas, pinos, grandes plátanos, cipreses, eucaliptos e higueras. Aunque ahora se encuentra dentro de la ciudad, en el pasado esta parte estaba en las afueras de Madrid, donde muchas familias nobles tenían sus residencias de verano. La adquisición de la primera de las varias parcelas que luego conformarían la finca fue a principios del siglo XX por parte de D. César Cort Botí, prestigioso ingeniero y arquitecto, profesor de la Escuela de Arquitectura de Madrid. Fue precisamente en la Quinta de los Molinos
En Madrid tenemos un parque urbano -la "Quinta de los Molinos"- que nada tiene que envidiar a los famosos "cerezos en flor" de Japón. Entre febrero y marzo, este antiguo parque es uno de los lugares preferidos por muchos madrileños para pasear. Esto se debe al espectáculo natural que ofrece la Quinta de los Molinos gracias a los numerosos almendros en flor. El suelo se transforma en una alfombra de pétalos rosas y blancos que es una auténtica delicia también para los niños. El ambiente agradable y mágico te hace olvidar que estás en el corazón de la capital, junto a la calle